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sábado, 27 de noviembre de 2010

TIburones blancos en Sudáfrica REVISTA INMERSIÓN 132 diciembre 2010

De la pesca paso por un día por el submarinismo extremo de mano de la revista INMERSIÓN, describiendo lo que es el buceo en jaula en Sudáfrica para ver los temibles tiburones blancos. Pero amigos, no padezcáis, que no me he jugado la vida. Simplemente entrevisté a David Saa en Galicia, que es un monitor en este tipo de experiencias de la agencia de viajes de deportes de aventura www.100x100africa.com



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AQUÍ PODÉIS VER EL REPORTAJE DE DAVID SAA PARA EL PROGRAMA "A REVISTA" DE TELEVISIÓN DE GALICIA DEL DIA 5 DICIEMBRE 2010 (EN GALLEGO)






PARA VER UN AVANCE DEL REPORTAJE PINCHA AQUÍ



Fotos captadas por el entrevistado, David Saa (foto inferior) durante sus numerosas inmersiones en Sudáfrica donde ejerce de monitor y técnico de encuentros con tiburones blancos



Frente a frente, ante el temible gran blanco
Sumergirse para contemplar el gran tiburón blanco es el reto de cualquier submarinista amante de los escualos.


No es nada fácil dar el primer paso y encerrarse entre barrotes de acero para disfrutar con la visión de la imponente silueta del gran depredador.

Es sin duda uno de los mayores desafíos para los amantes de las emociones fuertes bajo el mar. Conocemos los detalles de esta experiencia que se puede vivir en Sudáfrica a través del gallego David Saa, monitor en este país, de aquellos que se atreven a bajar a la jaula y hacer frente al gran blanco.

FRENTE A FRENTE
Casi nadie puede quedar indiferente ante la presencia a pocos metros bajo el mar del gran blanco, el rey de los escualos. Ante la cercanía del depredador más temido para el humano bajo el mar, el pulso de buceador inevitablemente se acelerará y la adrenalina brotará a borbotones viendo a escasos centímetros sus amenazantes mandíbulas salpicadas de dientes. Una armadura que parece destinada a un dios con el don de escoger entre la vida o muerte terrible del insignificante humano con un giro de aleta.

Pero no todos ven en esta bella criatura un voraz enemigo, o el monstruo de la naturaleza que Hollywood ha conseguido catalogar en sus películas donde se muestra a un insaciable devorador humano. El vigués David Saa se ha convertido en uno de sus mayores defensores conociendo de cerca a la temible criatura en innumerables inmersiones por el país sudafricano. Desde niño siente pasión por esta especie, por lo que actualmente se dedica a ser coordinador de viajes, actividades e inmersiones por las costas de Sudáfrica para introducir a los turistas en uno de los principales santuarios del mundo de este gigante del mar: las aguas de Gansbaai o Mossel Bay, las áreas de mayor población del tiburón blanco.

DENTRO DE LA JAULA
Es más que probable que entre nuestro gran abanico de lectores muchos quisieran experimentar el contemplar al voraz escualo de cerca, pero no todos dan el paso final por auténtico miedo o excesiva cautela. Gran parte de los aficionados seguro que prefieren un tipo de submarinismo más seguro entre corales y pacíficos peces de colores. No obstante, los que se atrevan a dar el paso sin duda vivirán una sensación única. Poco más de 15 minutos de navegación desde la salida del amarradero sudafricano para llegar al punto donde es factible el emocionante encuentro. Desde la lancha se suelta una jaula de acero que se sumerge en el agua. La caja enrejada se ubica prácticamente en la superficie para sacar rápidamente al turista en caso de algún tipo de percance. “Nuestros clientes utilizan equipos de esnórquel, únicamente nosotros como especialistas o los profesionales que colaboran con nosotros podemos realizar inmersiones con la jaula de hasta 10 m de profundidad asistidos con botellas”, aclara David para que los lectores sepan el tipo de servicio que se ofrece.

ENTRE REJAS
El metal de los barrotes desprende bajo el agua campos eléctricos que atraen al escualo. Por si no es suficiente, un cebo de oloroso atún y el aceite de pescado impregnan de moléculas el medio líquido para acercar desde largas distancias a los escualos. Pronto llega el primero, un espléndido gran blanco de nada menos que 5 m, uno de los más grandes ejemplares de este tipo de predadores. “El impacto contra la jaula -explica David- es como el de un autobús que te golpea el coche”. La sensación que se experimenta es según él, la de estar frente a la máxima fuerza de la Naturaleza. En días buenos pueden aparecer hasta 4 ó 5 ejemplares, lo que provoca una sensación impactante pues el buceador ya no sabe ni a dónde mirar ante semejante danza de tiburones.

Más información en la revista
José L. Lago García

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